Las aves pueden causar daños en cultivos y ciudades. Por ejemplo:
– Daños en cosechas y jardines.
– Daños en edificios y monumentos porque sus excrementos son altamente corrosivos. Además provocan problemas debido al taponamiento de canalones y bajantes por la acumulación de sus excrementos. Al construir sus nidos. También pueden producir daños en aislamientos, revestimientos, etc.
– Daños en vehículos y maquinaria debidos también a la alta corrosividad de sus excrementos.
– Daños en personas por caídas y resbalones provocados por sus excrementos.
– Molestias provocadas por ruidos, a veces ensordecedores, debido al elevado número de ejemplares que suele reunirse en los dormideros.
– Malos olores.
– Aumento de otras plagas asociadas (chinches, pulgas, garrapatas, etc.)
– Transmisión de enfermedades y aumento de alergias. Las enfermedades fundamentales que pueden transmitir las aves son: histoplasmosis, clamidiasis u ornitosis, salmonelosis, colibacilosis, encefalitis de San Luis, alveolitis alérgica, criptococosis.
En definitiva, el aumento de las poblaciones de aves hasta el nivel de plaga, constituye un problema económico y sanitario que hace que sea necesario un control de estos animales. No recomendamos el exterminio de estas aves sino un control de su población para llevarla a niveles que no provoquen problemas.
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